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San Gedeón el Nuevo (Neomártir). Icono portátil realizado en 1864. Se encuentra en el Católico del Monasterio de Karakalou, Monte Athos, Grecia.
La historia de la fe ortodoxa está llena de figuras que inspiraron y continúan inspirando con su vida y su final. Una de estas figuras excepcionales es San Gedeón el Karakalino, un neomártir del siglo XVIII-XIX, cuya vida constituye un conmovedor camino desde la conversión forzada hasta la absoluta dedicación a Cristo, sellada con el martirio. Nacido como Nicolás alrededor de 1766 en la humilde aldea de Kapourna (actualmente Prodrómos) en Magnesia, de padres pobres, su vida tomó un giro inesperado a una edad temprana. A la edad de doce años, mientras se encontraba en Velestino cerca de un tío, fue víctima de un violento islamismo por parte de un turco local, quien lo tomó bajo su protección y lo renombró Ibrahim. Este acto marcó profundamente el alma del joven Nicolás.
La realización de su acto no tardó en llegar. Dos meses después, el remordimiento lo inundó, llevándolo a un camino de búsqueda y expiación. Inicialmente se refugió en Creta, donde trabajó arduamente durante tres años, tratando de encontrar paz. Sin embargo, su verdadera purificación llegaría en el Jardín de la Virgen, el Monte Athos. Allí, encontró refugio en la histórica Monasterio de Karakalou, un lugar de ejercicio y elevación espiritual. Durante su tonsura monástica recibió el nombre de Gedeón, marcando su plena dedicación a su nueva vida. Durante treinta y cinco años, Gedeón vivió ejemplarmente como monje, destacándose por su obediencia, humildad y ascetismo. Sin embargo, la memoria de su negación juvenil permanecía como una llama dolorosa y constante dentro de él, alimentando un profundo deseo por el testimonio de su fe.
El Refugio Espiritual en el Monte Athos
El joven Nikolaos eligió el monacato ortodoxo de Athos como destino para buscar su redención. La transformación que él vivió en estos muros es la misma que nos propone su autor en este relato: una modificación total de lo que entendemos por una vida con sentido en el marco de la profunda crisis existencial que afecta a la humanidad en el presente. Nikolaos es un personaje de ficción, pero su historia bien podría ser la de muchos que habitan la península de Athos.
Al elegir una vida monástica, Nikolaos se decidió por el nombre Gedeón y por una nueva existencia que dejó atrás la anterior (hace 45 años, en un año 1978 con mandato de un año en 1979).
El Monasterio de Karakallou (Gedeon), uno de los veinte soberanos monasterios del monte Athos, fue la escena de la mayoría de la metamorfosis. Pesaba mucho, para Gedeón y para su madre, el salir de la antigua existencia; aún pesaba mucho, para todos en ese monasterio, el calar en nuevas reglas y costumbres y en la nueva tradición del siglo XXI.
Por 34 años, Gedeón llevó una vida de consagración total a Dios en el Monte Athos. Cada instante que vivía era para Dios. Homero Mindszenty, el autor del libro “Gedeón, un ejemplo a seguir”, elige un tiempo y un lugar concretos para narrar la vida de este monje en el Monte Athos. En el primer capítulo, subraya que la vida de Gedeón fue realmente un modelo a seguir, y no sólo para los monjes que viven en reclusión. Destaca, además, que por 34 años, Gedeón llevó una vida de ascetismo en el Monte Athos y que hoy, en la contemporaneidad, su vida es un ejemplo no sólo en el ámbito religioso, sino también en el plano civil. Es una persona sin igual.
A pesar de su vida ejemplar, Gedeón no podía liberarse de la carga de su pasado. La conversión forzada al Islam durante su infancia era una herida abierta en su conciencia. Este episodio, vivido como una grave transgresión, le hacía sentir un profundo arrepentimiento y un anhelo constante de expiación. La paz del monasterio contrasta con su tormento interior, que le recuerda continuamente la fe que le obligaron a negar.
La Determinación de Testificar la Fe
La lectura y meditación sobre las vidas de los santos mártires encendieron en el corazón de Gedeón una llama particular: el deseo de seguir sus pasos.
El Anhelo del Martirio como Expiación
En la tradición ortodoxa, especialmente bajo dominio otomano, el martirio era considerado la forma suprema de testimonio cristiano y una vía directa hacia la santidad. Gedeón, inspirado por las historias de aquellos que habían dado su vida por Cristo, comenzó a ver en el martirio la posibilidad de una expiación definitiva. Anhelaba sellar su arrepentimiento y su amor a Cristo con el sacrificio de su propia vida, siguiendo el ejemplo de tantos Neomártires (Loukakis) que le precedieron.
Preparación para el Regreso
Convencido de su llamado, Gedeón tomó la audaz decisión de regresar al lugar donde había renegado de su fe para confesarla públicamente. Solicitó la bendición de su padre espiritual y de la comunidad monástica de Karakallou (Papastratos). Con sus oraciones como único escudo, abandonó la seguridad del Monte Athos y emprendió el camino de regreso a Tesalia, dispuesto a enfrentar las consecuencias de su valiente acto.
El Retorno a Tesalia: Confesión en Velestino
Gedeón fue enviado una vez más a Velestino, el pueblo que había dejado en su infancia marcado por el trauma y que le servía de escenografía para la pública confesión de su fe. Tanto de ida como de vuelta, en el viaje desde Jerusalén hasta Velestino, siguió por el antiguo camino de los cruces partiendo de la ciudad santa, que al llegar a la cima del monte Egipto caía desenfrenado en el desfiladero y en el fondo del valle del Qatraf. Al llegar a Velestino, como le había ordenado su superior, Gedeón no buscó el anonimato. Se presentó ante las autoridades otomanas del pueblo con la serenidad propia de un monje atonita.
Gedeón se atrevió a exponer ante los funcionarios turcos su fe cristiana, desafiando así todo lo que la autoridad otomana y las leyes que la respaldaban significaban. Ellas decían que si uno se pasaba a otra religión, debía ser castigado por ser apóstata. Y como si lo que ya había hecho no fuera bastante, Gedeón incluso llevó su acto de protesta mucho más allá y en vez de solo renunciar al Islam y a Mahoma, también renunció a todo el paquete que venía con el ser musulmán.
Las autoridades inicialmente reaccionaron con incredulidad, considerándolo posiblemente loco (“salos”). Sin embargo, ante la persistencia de Gedeón, la incredulidad dio paso a la furia. Lo sometieron a una paliza brutal que lo dejó al borde de la muerte. Gravemente herido, estuvo postrado durante tres meses, debatiéndose entre la vida y la muerte. Pero no flaqueó en su resolución de dar testimonio de su fe.
Cuando se restableció, Gedeón fue llevado a Tírnavos, no a la casa por él ocupada en el suegro, en donde se daba la impresión de que pasaba algo firme, sino a la casa del rey, para que allí se lo purgase de alguna manera, porque eso era lo que requería el deber ser.
Las autoridades de Tírnavos intentaron quebrantar su espíritu. Para ello, lo sometieron a la humillación pública. Lo llevaron a rasurar su cabeza. En el acto se le despojó de su tonsura monástica. Lo sacaron a la calle con un estandarte; lo precedían y lo seguían con el alarde de un desfile militar. La multitud que se había reunido para el efecto los acompaño con risas, burlas e insultos. A lo largo de ese tipo de jornada, Gedeón mantuvo una actitud serena. Su semblante, a lo largo de la jornada, lucía como el de una Mona Lisa, incluso con sonrisas que, a espaldas de los Tiranos, hacían doble juego y que, al parecer, confundían, sin lugar a dudas, al evidentemente estúpido y burgués enemigo.
El 30 de diciembre de 1818 fue el día en que San Gedeón (Akrivos) hizo el sacrificio supremo. Fue objeto de una tortura atroz: sus verdugos le cortaron los miembros con un hacha, primero los pies y luego las manos. Los relatos hagiográficos destacan su increíble entereza durante el suplicio, sin mostrar signos de dolor ni miedo. Aún con vida, su cuerpo mutilado fue arrojado a las letrinas de la ciudad.
El Legado del Santo Neomártir Gedeón
La muerte de Gedeón no fue el final, sino el comienzo de su veneración como santo mártir, una figura luminosa en la historia de la Iglesia Ortodoxa.
Veneración Post-Mortem: Las Sagradas Reliquias
Los cristianos de Tírnavos, desafiando el peligro, rescataron el cuerpo del mártir y le dieron sepultura honorable en la Iglesia de los Santos Apóstoles. Pronto, sus reliquias comenzaron a manifestar signos de santidad, como la emanación de una fragancia agradable y la realización de milagros. En 1837, parte de estas reliquias fueron trasladadas con solemnidad al Monasterio de Karakallou, su hogar espiritual. El resto permanece en Tírnavos, en la Iglesia de la Panagia Faneromeni, como testimonio de su sacrificio.
San Gedeón en la Memoria Colectiva de Tesalia
La figura de San Gedeón está profundamente arraigada en la cultura local de Tesalia, especialmente en Tírnavos, y por supuesto, en el Monte Athos. Es venerado como un protector local, y su memoria se integra en las festividades religiosas y la identidad cultural de la región. Su historia recuerda la resistencia de la fe ortodoxa durante los siglos de dominio otomano. La presencia de sus reliquias, tanto en la ciudad como en el monasterio, constituye un vínculo tangible con el pasado y una fuente de inspiración y orgullo para la comunidad creyente actual, que celebra su fiesta cada 30 de diciembre.

Representación de San Gedeón (1766-1818), patrón del Monasterio de Karakalou. Dibujo (siglo XX) que se conserva en el Monasterio de Karakalou, Monte Athos, Grecia.
Epílogo
El San Gedeón el Karakalino se erige como un símbolo atemporal de la fuerza del arrepentimiento y de la fe inquebrantable. Su vida, un camino desde la trágica caída hasta el supremo sacrificio, constituye un poderoso testimonio del poder transformador de la gracia de Dios y de la capacidad humana para la resurrección espiritual. Su martirio en Tyrnavo no fue simplemente un final, sino la culminación de una vida dedicada a la expiación y al amor hacia Cristo. La devoción con la que se rodea su memoria, tanto en el Monasterio de Karakalou como en Tyrnavo y más ampliamente en Tesalia, demuestra la profunda influencia que tuvo y continúa teniendo en las almas de los fieles. San Gedeón nos recuerda que incluso en los momentos más oscuros, la esperanza y el regreso a Dios siempre son posibles, y que la verdadera fe puede superar cualquier miedo y dolor.
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San Gedeón el Karakalino. Icono portátil del siglo XX del Monasterio de Karakalou, Monte Athos. Representa al santo neomártir con vestimenta monástica.
Preguntas Frecuentes
¿Quién fue San Gedeón el Karakalino?
San Gedeón el Karakalino (nombre de nacimiento Nicolás, 1766-1818) fue un monje ortodoxo griego de Kapourna, Magnesia. Fue islamizado por la fuerza a una edad temprana, pero se arrepintió y vivió como monje durante 35 años en el Monasterio de Karakalou en el Monte Athos. Regresó al lugar de su negación, confesó su fe y sufrió horriblemente en Tyrnavo.
¿Por qué se llama San Gedeón Neomártir?
San Gedeón se clasifica entre los Neomártires de la Iglesia Ortodoxa porque sufrió martirio por su fe en Cristo durante el período de la dominación turca (específicamente en 1818). Los Neomártires son santos que sufrieron torturas y muerte a manos de los otomanos, negándose a renunciar al cristianismo, a menudo después de una conversión previa (forzada o voluntaria).
¿Dónde tuvo lugar el martirio de San Gedeón?
El martirio final de San Gedeón tuvo lugar en Tyrnavo, Tesalia. Después de confesar su fe en Velestino y sufrir inicialmente torturas allí, fue trasladado a Tyrnavo donde, tras una humillación pública, sufrió horribles torturas (desmembramiento) y finalmente entregó su espíritu el 30 de diciembre de 1818.
¿Qué pasó con las reliquias de San Gedeón?
Las preciosas reliquias de San Gedeón fueron inicialmente enterradas con honores por los cristianos de Tyrnavo en la Iglesia de los Santos Apóstoles. En 1837, una parte de sus reliquias, que se consideran fragantes y milagrosas, fue trasladada al Monasterio de Karakalou en el Monte Athos. Las restantes reliquias del santo permanecen en Tyrnavo, en la Iglesia de Feneromeni.
¿Cuándo se celebra la memoria de San Gedeón el Karakalino?
La Iglesia Ortodoxa honra la memoria de San Gedeón el Neomártir, el Karakalino, el 30 de diciembre de cada año. En este día se celebran servicios festivos, especialmente en el Monasterio de Karakalou y en Tyrnavo, donde se conservan sus preciosas reliquias.
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San Gedeón el Karakalino (1766-1818). Icono portátil del siglo XIX de la Sagrada Celda de los Arcángeles – Averkaio en Karyes, Monte Athos, Grecia.
Bibliografía
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- Loukáki, Nikolaos. Monte Athos: la ciudad sagrada. Edición de la Santa Comunidad del Monte Athos, 2008.
- Paparoúnis, Panagiotis N. Dominación turca: Caída, genocidio, administración, justicia, …. 1979.
- Papastratos, Dory. Iconos de papel: Grabados religiosos ortodoxos griegos, 1665-1899. Recklinghausen; Papastratos, 1990.

