
La representación del Descenso de Cristo a los Infiernos, venerada también en la tradición ortodoxa como la Anastasis o Resurrección, se erige como una de las imágenes más impactantes y teológicamente densas del arte bizantino y post-bizantino. Es más que una simple ilustración de la resurrección de entre los muertos; es la quintaesencia de la victoria de Cristo sobre la muerte y la emancipación de la humanidad de las ataduras de la corrupción. Esta obra en particular, un icono portátil del siglo XVIII que se custodia en la Archicofradía de la Purificación en Livorno, Italia, nos sumerge en una contemplación más profunda de este evento triunfal.
Intentemos imaginar el primer encuentro con una obra así. El resplandor del fondo dorado, aunque desgastado por el transcurso de los siglos, aún irradiaría una luz de otro mundo, acentuando la sacralidad del instante.
Descifrando la Iconografía del Descenso Victorioso
Core of the composition is Christ. Not presented as a static figure, He is in a vigorous movement toward the viewer, robed in resplendent garments—often white or golden—that symbolize pure divinity. An oval or circular light surrounds Him, the mandorla light, which denotes transcendence. His eyes focus on Adam, whom He is liberating from the sarcophagus, pulling him up and out. Adam’s moment of resurrection is, of course, what frees all of us. It’s what gives humanity a second chance.
La muerte yace bajo los pies de Cristo. Las puertas del infierno están destruidas, frecuentemente cruzadas en forma de “X”, y por eso se habla de cruz invertida. Llaves, cerraduras, y cadenas alrededor visualizan la derrota de la muerte. En el lado izquierdo y en el lado derecho de Cristo están las figuras justas del Antiguo Testamento, reconocidas y veneradas por su Redentor. La escritura en la parte superior del icono afirma el mensaje triunfal: Η ΑΝΑCTACIC (La Resurrección). Este es el pasaje del Hades hacia la luz de la Resurrección, desde la oscuridad, hasta la incorruptibilidad. Este Descenso a los Infiernos es, entonces, el instante en que el Señor guía a todos, Antiguo Testamento y Nuevo, hacia la salvación.

Ecos Teológicos y la Maestría Artística del Siglo XVIII
La teología del Descenso a los Infiernos presenta una trascendencia tan colosal que parece difícil establecer algunas fronteras. ¿En qué actitudes o comportamientos de la humanidad está implicada toda la revelación divina, desde Adán y Eva, pasando por la historia del pueblo de Dios hasta llegar a nosotros, los que estamos en este lado de la historia? Hay actitudes implicadas que tienen una banalidad colosal, como el hecho de no ser capaces de cumplir la Ley de Dios, que es la piedra de toque de la revelación. En el contexto de la actuación del ser humano en la historia, todo tiene repercusiones, y lo que viene a tener más repercusiones a lo largo de una u otra historia es la conducta siguiente: no ser capaces de amar libremente, desde lo más profundo del corazón, con un amor que sea signo del amor de Dios.
El arte de esta época, que a menudo se califica como “post-bizantino”, conserva tipos iconográficos que se muestran con admirable fidelidad. En verdad, a pesar de la influencia que comenzaba a filtrarse desde el occidente más inmediato, y que se dejaba ver en regiones con intercambios comerciales y culturales tan intensos como en Venecia o las Islas Jónicas, la infinidad de escenas divinas que se representaban en la tradición artística de las cofradías del este del Mediterráneo mantenía un núcleo de precisión casi intacto.

Epílogo
Este icono del siglo XVIII del Descenso a los Infiernos de Livorno es más que un simple objeto de valor histórico o artístico. Es una ventana al corazón de la teología y la espiritualidad ortodoxas. A través de sus líneas, colores y composición, narra la historia de la victoria suprema, del amor que vence a la muerte. Incluso hoy, siglos después de su creación, continúa interpelando, inspirando y consolando, recordándonos la promesa de la resurrección y la vida eterna. El estudio de tales obras, como esta representación particular del Descenso a los Infiernos, nos acerca a la comprensión de una fe expresada con una fuerza artística incomparable (Passarelli).

Preguntas Frecuentes
¿Qué representa exactamente un icono del Descenso a los Infiernos del siglo XVIII?
Un icono del Descenso a los Infiernos del siglo XVIII muestra a Cristo, tras Su Crucifixión y Sepultura, descendiendo al Hades (o Infierno) para quebrar el poder de la muerte. Se le representa liberando las almas de los justos del Antiguo Testamento, como Adán y Eva, ofreciéndoles la salvación. Esta es la principal representación ortodoxa de la Resurrección.
¿Qué simbolizan las puertas rotas bajo los pies de Cristo en el icono del Descenso a los Infiernos?
En un icono del Descenso a los Infiernos del siglo XVIII, las puertas destrozadas bajo los pies de Cristo simbolizan la destrucción del dominio del Hades y del poder de la muerte. Junto con candados y cadenas esparcidos, representan visualmente el triunfo de Cristo sobre el reino de la oscuridad y la liberación de las almas allí aprisionadas.
¿Por qué Cristo tira de Adán y Eva en la escena de la Anastasis?
En la iconografía del siglo XVIII del Descenso a los Infiernos, también conocida como la Anastasis, Cristo saca a Adán y Eva de sus tumbas como símbolo de la liberación de toda la humanidad del pecado y la muerte. Adán y Eva, como progenitores, representan a todo el género humano redimido mediante el sacrificio y la resurrección de Cristo.
¿Qué otros santos se muestran típicamente en un icono de la Anastasis del siglo XVIII?
Además de Cristo, Adán y Eva, los iconos de la Anastasis (Resurrección) del siglo XVIII suelen presentar figuras justas del Antiguo Testamento. Entre ellos se incluyen profetas como Juan el Bautista y Elías, y reyes como David y Salomón, quienes esperaban la venida del Mesías y ahora le reciben como su Redentor.
¿Cuál es la diferencia teológica entre la Resurrección y el Descenso a los Infiernos en la iconografía ortodoxa?
En la iconografía ortodoxa, el Descenso a los Infiernos es la imagen principal de la Resurrección. En lugar de centrarse únicamente en Cristo emergiendo del sepulcro vacío, un icono del Descenso a los Infiernos del siglo XVIII, al igual que versiones anteriores, enfatiza la dimensión salvífica universal de Su victoria: la destrucción del reino de la muerte y la liberación de la humanidad.
Bibliografía
- Beigbeder, Olivier. Léxico de los símbolos. 1995.
- Benz, Ernst. The Eastern Orthodox Church: Its Thought and Life. 2017.
- Passarelli, Gaetano. Βυζαντινές εικόνες (Iconos Bizantinos). 2004.