
Este extraordinario documento de la minuciosa pintura es, quizás, el más ambicioso y desafiante de los que han llegado hasta nosotros de la estética del arte religioso cristiano de la era medieval. El manuscrito de esta miniatura, conservado hoy en la Biblioteca Apostólica Vaticana de Roma, presenta una forma de realizar la narración visual que va mucho más allá de lo habitual en los Evangeliarios y otros códices iluminados atribuidos a scriptorium de monasterios de Bizancio o de Roma, comunes en este período histórico. Es cierto que los monjes de los monasterios de Rupnik, en Bizancio, y de San Isidoro, en Roma, tenían escuela, y que ambos establecimientos eran el equivalente a las afamadas “factories” de pintura que, siglo tras siglo, producen obras con un estilo común, inconfundible. Sin embargo, estas imágenes tienen algo que las distingue. En los ministerios que creó San Efrem, apóstol para la región de Siria y de la Mesopotamia, el arte de hacer imágenes trasmitió un mensaje que, visualmente, remite a la veneración e insistencia que los sarracenos ya asombrosamente aplicaban a la representación de seres humanos, en este caso, a Jesucristo y a su Madre.
La Vigilia del Alba: Representaciones Siríacas de las Mujeres Miróforas ante el Sepulcro de Cristo
La parte izquierda de esta intrincada miniatura nos sumerge en el solemne drama de las Miróforas.
Tres figuras femeninas, que probablemente son María Magdalena, María la madre de Santiago y Salomé, se representan acercándose al sepulcro, portando las especias y los perfumes que se destinan a los ritos funerarios de Cristo. El ángel nos señala y, aunque estamos a punto de presenciar la escena de una muerte probable, nos está invitando a no temer. La postura de las tres mujeres, tal y como lo hace el ángel más allá de la inminente consternación que evoca, nos invita a compartir con ellas la reverencia y la mezcla de dolor anticipativa, que es lo que merecen su Penitente y el que puede ser, a partir de ese momento, el primer y único cuadernillo de firmas del arte sacro. En efecto, la mujer que lo alcanzó en pena, luego de un viaje estético que contrarresta la luz y el terror desde la Penumbra de la Muerte hasta la luz de la Resurrección, crea un par de caminos alternos en lo que supone el arte de acercarse a lo sagrado. Lo reitera el artista en su doblete: Métele de una vez al mundo el alma (lo que harán las Miróforas).

“Noli Me Tangere”: El Señor Resucitado, María Magdalena y los Guardianes en el Arte Manuscrito Siríaco
El lado derecho de la miniatura despliega la narrativa en su moción hacia un cénit emocional y teológico. Ahí aparece, a la vista de todos, Cristo Resucitado. Es la figura de rumbo directo y de pie, un tanto diagonal, hacia el espectador. Es una figura de autoridad, como debe ser la del Salvador. Sucede en este momento que lo tomen en cuenta porque Él es la esencia de la escena; no sólo eso, se dirige a un personaje que es la esencia también del lado derecho de la miniatura, María Magdalena. Él se vuelve a María y ella a Él. El gesto de Él, sólo el gesto, puede dar cuenta de lo que realmente está en la atmósfera del lado derecho de la miniatura. Dizque María Magdalena, porque en la tradición es eso lo que está en juego, le está rindiendo un acto de adoración. Ella no se va a apoderar de Él, no le va a tocar, porque de hacerlo tendría que estar en actitud de adoración y no de raptora. Transgresoramente y porque de Él no se podía hacerlo, el Noli me tangere (no me toques) de Jesucristo es el momento crucial y está en acto frente a todos los ojos que ven esta escena.
Siempre resulta una experiencia intensa encontrar miniaturas. No puedo dejar de asombrarme ante la dedicación y el puro virtuosismo artístico que requieren esas obras tan intrincadas, creadas muchas veces en condiciones que debieron de ser bien desafiantes y adversas. Cada uno de sus detalles, en general, o en particular, los que componen esa historia asociada a las imágenes, deben de ser tenidos en cuenta para desentrañar su sentido profundo. Esos “potentes vehículos de profundo significado teológico”, como les llama el autor que a continuación citaré, deberían ser entendidos no como meros adornos, sino como la esencia misma de esas imágenes. Lo que el observador debe percibir es que esas figuras pintadas son portadoras de una “intensidad espiritual y vida vibrante” (literalmente en la imagen y en el imaginario asociado a ella). Lo que capta o no el observador a la hora de mirar una imagen de estas portadoras de un “significado profundo” es una cuestión de revelación o de inversión en la imagen misma.
Epílogo
La miniatura del Evangelio Siríaco de c. 1219-1220, con su convincente representación de las Miróforas ante el Sepulcro y la aparición de Cristo a María Magdalena, se erige como un ejemplo invaluable del rico patrimonio artístico cristiano de Oriente. A través de su lenguaje visual conciso pero profundamente expresivo, esta iluminación transmite magistralmente la profundidad teológica y la intensidad emocional de los eventos de la Resurrección. Sirve como un recordatorio atemporal del poder único del arte para actuar como un conducto entre lo visible y lo invisible, lo histórico y lo trascendente. Estudiar tales obras, incluyendo aquellas de tradiciones como la Iconografía de los Evangelios Armenios, nos permite obtener una apreciación más profunda no solo de la evolución de la iconografía religiosa, sino también de las profundas preocupaciones espirituales de las personas que crearon y veneraron estas imágenes (Mathews y Sanjian). Estas obras de arte poseen una relevancia perdurable, continuando inspirando asombro y contemplación a través de los siglos, hablando a los principios fundamentales de la fe a través de un lenguaje visual que permanece notablemente potente.
Preguntas Frecuentes
¿Qué representa la miniatura del Evangelio Siríaco?
Esta iluminación del Evangelio Siríaco de principios del siglo XIII retrata dos escenas cruciales posteriores a la Resurrección: las mujeres Miróforas llegando al sepulcro vacío de Cristo donde encuentran un ángel y, posteriormente, Cristo Resucitado apareciéndose a María Magdalena. Estas escenas del Evangelio Siríaco son fundamentales en las narrativas cristianas de la resurrección.
¿Quiénes son las Miróforas y cuál es su significado en esta iluminación siríaca?
Las Miróforas son las mujeres discípulas que, según los Evangelios, fueron al sepulcro de Jesús en la mañana de Pascua para ungir su cuerpo con mirra y especias. En esta iluminación siríaca, su descubrimiento del sepulcro vacío y el mensaje angélico las significa como las primeras testigos de la Resurrección, un papel fundamental en la tradición cristiana.
¿Qué influencias artísticas son evidentes en esta miniatura del Evangelio Siríaco de las Miróforas?
Si bien esta miniatura del Evangelio Siríaco de las Miróforas y la aparición de Cristo a Magdalena exhibe claramente características de las tradiciones artísticas siríacas locales, como sus figuras expresivas y claridad narrativa, también muestra influencias discernibles del arte bizantino contemporáneo, particularmente en la iconografía establecida para estas escenas de la Resurrección.
¿Por qué la aparición de Cristo a María Magdalena es una escena significativa en el arte cristiano como este Evangelio Siríaco?
La aparición de Cristo a María Magdalena, vívidamente capturada en este Evangelio Siríaco, es profundamente significativa porque ella fue la primera persona en ver al Señor Resucitado. Su encargo de llevar entonces esta noticia a los otros discípulos a menudo le otorga el título de “apóstol de los apóstoles”, destacando su papel crucial en la narrativa de la Resurrección.
¿Cómo se retrata a los guardianes del sepulcro en esta iluminación del Evangelio Siríaco y qué simboliza?
En esta iluminación del Evangelio Siríaco, los guardianes del sepulcro de Cristo son representados dormidos o sobrecogidos, como también se aprecia en la segunda imagen proporcionada que los muestra en la parte inferior. Esta representación de los soldados en el sepulcro de Cristo simboliza la incapacidad del poder terrenal y la vigilancia para impedir el acto divino de la Resurrección, enfatizando el triunfo de lo espiritual sobre lo mundano.
Bibliografía
- Mathews, Thomas F., y Avedis Krikor Sanjian. Armenian Gospel Iconography: The Tradition of the Glajor Gospel. Dumbarton Oaks, 1991.
- Parshall, B. (ed.). A Companion to Byzantine Illustrated Manuscripts. Brill, 2017.
- Xyngopoulos, A. L’art byzantin du XIIIe siècle. Referenciado en Archaiologikon deltion: Meletes. Meros A – Tomo 34, 1986 (p. 10), citando su contribución a Arte Bizantino, Arte Europeo, Atenas, 1964.